Qué es la memoria: cómo creamos y almacenamos información

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Seguramente más de una vez nos hemos preguntado qué es la memoria. Aunque a veces pareciera cuestión de solo repasar información, memorizar es un proceso más profundo de lo que parece. Sin él no tendríamos consciencia de nuestro entorno ni de nuestras vivencias, y tampoco seríamos capaces de aprender nuevos conocimientos.

¿Cuál es la definición de memoria?

Empecemos por entender que la memoria es la facultad que tiene nuestro cerebro para codificar, almacenar y evocar información de manera voluntaria o involuntaria. Todas nuestras acciones y comunicaciones dependen de su correcto funcionamiento, por lo que algún problema o deficiencia en ella afectará nuestra capacidad de adaptarnos al entorno, como lo son el Alzheimer o la DFT.

  • Codificar: es cuando los estímulos que recibimos se transforman en una representación mental.
  • Almacenamiento: es la organización de la información por esquemas o conjuntos de conocimientos (conceptos o categorías) para su posterior recuperación.
  • Recuperación: es el proceso por el que accedemos a la información guardada, que puede ser voluntaria o involuntaria. 

Al utilizar técnicas para memorizar distinguimos un paso adicional luego de la recuperación: la decodificación. Es decir, almacenamos una asociación mental (algo que nos recuerde al tópico que queremos memorizar), la recuperamos cuando sea necesario y la decodificamos para obtener información con sentido.

¿Cómo funciona nuestra memoria?

La memoria utiliza más de una estructura cerebral para proporcionarnos los recuerdos que necesitamos. Esto significa que no está alojada en una única zona de nuestro cerebro, sino que abarca tanto la corteza cerebral como el sistema límbico, y se apoya de distintos sistemas o tipos de memoria para recibir un estímulo, codificarlo, memorizarlo y recuperarlo en el futuro.

Los tipos de memoria se dividen en dos grandes grupos: memoria a corto plazo (MCP) o inmediata y memoria a largo plazo (MLP). No obstante, de acuerdo con el modelo estructural de la memoria de los psicólogos Richard Atkinson y Richard Shiffrin (1968), para llegar a ambas, primero se atraviesa la memoria sensorial (MS)

  • MS: es la que registra las sensaciones o los estímulos que vienen del exterior. Es decir, todo aquello que entre por la vista, oído, tacto, olfato o gusto.
  • MCP: recibe la información de la memoria sensorial y la mantiene activa por no más de 20 segundos para realizar tareas cognitivas (matemáticas, razonamiento, el lenguaje, etc.). Aquí entra la memoria de trabajo.
  • MLP: son conocimientos que han quedado almacenados de forma indefinida, y que pueden dividirse en episódicos (vivenciales), semánticos (conceptuales) y procedimentales (habilidades y destrezas).

A veces se distinguen sub-estructuras adicionales, como el bucle fonológico o la agenda visoespacial, o incluso procesos biológicos que permitirían hablar de tal cosa como una memoria a mediano plazo. Con todo, las estructuras más aceptadas son las citadas arriba.

Entendiendo el camino de los recuerdos

Ahora que comprendemos un poco más cómo se estructura, hablemos de su mecanismo. Una vez que los estímulos están en la memoria sensorial, la memoria de trabajo es la que inicia la evaluación y la eventual memorización de la información. ¿Por qué?

La memoria de trabajo es nuestra central ejecutiva, nuestra directora de orquesta. Nos da la capacidad de mantener nuestra atención en una sola tarea, en un entorno lleno de estímulos internos y externos, para, posteriormente, codificar y analizar la información extraída.

Cuando opera en el corto plazo (MCP), nuestra central ejecutiva nos permite recordar, por poco tiempo, caras, números o las preguntas de un examen, no obstante, también nos permite recuperar información a largo plazo. Es decir, la memoria de trabajo es la que nos permite estar en el aquí y en el ahora, y es clave en procesos cognitivos complejos como la toma de decisiones y la planificación a futuro.

Para que la memoria de trabajo migre los conocimientos de la MCP hacia la MLP debe existir un repaso o uso frecuente de la información, ayudando a crear huellas perdurables en nuestro cerebro. Otras maneras en que se crean memorias a largo plazo más duraderas las vemos en eventos muy emocionantes o peculiares.

La memoria: un ecosistema complejo

Entender cómo funciona la memoria es clave para crear estrategias que mejoren nuestra capacidad de rentención y así poder entrar en el fascinante mundo de la memorización efectiva. Como vemos, es un proceso en donde intervienen numerosos factores, y podemos trabajar sobre algunos de estos para favorecer su estimulación y así recordar mejor las cosas.

Como señala Eric Kandel, premio Nobel de Fisiología o Medicina:

«La memoria es parte integrante de todas las funciones cerebrales, desde la percepción hasta la acción. Nuestro cerebro crea, almacena y revisa los recuerdos, utilizándolos constantemente para dar sentido al mundo.

Dependemos de ella para pensar, aprender, tomar decisiones e interaccionar con las personas. Cuando falla, esas facultades mentales se resienten.

Por tanto, la memoria es el adhesivo que aglutina nuestra vida mental. Sin su capacidad unificadora, la conciencia se descompondría en tantos fragmentos como segundos tiene el día.» 

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