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¿Cómo tener memoria fotográfica?

El término de memoria fotográfica ha sido utilizado en muchas ocasiones para referirnos a personas con mentes prodigiosas. ¿Pero realmente sabemos a qué se refiere? 

¿Qué es la memoria fotográfica?

Científicamente, se conoce como memoria eidética. Es la capacidad que tienen algunas personas de recordar con un alto nivel de precisión los detalles de alguna imagen que hayan visto. Pueden evocar los objetos que hay en una pintura o fotografía, las palabras exactas de un texto e incluso los detalles físicos de un lugar en el que estuvieron.

Uno de los aspectos esenciales y también más debatidos de la memoria eidética o fotográfica es que, aparentemente, no requiere del uso de mnemotecnias (técnicas de memoria).

Otro aspecto interesante es que aparentemente las personas con memoria fotográfica no necesitan detenerse mucho tiempo a visualizar la información para memorizarla, con unos segundos su mente habrá “escaneado” la mayor cantidad de datos, pudiéndolos conservar por largo tiempo.

Memoria fotográfica: ¿una función de la edad?

Este tipo de memoria visual es más común en los niños. Se estima que entre el 2 y el 10% son capaces de recordar con alta nitidez las imágenes que han visto, sin embargo, a partir de los seis años -que es cuando desarrollan nuevas formas de aprender- se pierde esta habilidad progresivamente.

Una posible explicación radica en que el cerebro se va volviendo cada vez más eficiente al procesar la información, de modo que discrimina entre lo importante y lo trivial que perciben los ojos.

El porcentaje es aún menor en adultos, además, no se tiene evidencia de que la memoria eidética sea hereditaria o pueda adquirirse. Con todo, nuestro cerebro puede fortalecerse y aumentar su capacidad de retención si modificamos algunos hábitos y lo ejercitamos día a día.

estudiante entrenando la memoria
Existen atletas de la memoria que utilizan técnicas para lograr proezas extraordinarias. Ningún atleta mental ha dicho jamás que la «memoria fotográfica» sea su técnica.

Entonces, ¿se puede practicar para tener memoria fotográfica?

Todo parece indicar que no. Por un lado, es muy difícil comprobar que una persona adulta tiene memoria fotográfica en su más estricta acepción (es decir, que no esté usando técnicas de memoria). Además, hasta la fecha no se ha podido comprobar científicamente ningún caso de memoria fotográfica propiamente tal (de acuerdo a la definición anterior).

Por otro lado, hoy se sabe que las memorias visuales no se retienen como imágenes fotográficas en el cerebro ni mucho menos. Las experiencias resultan de un montón de sensaciones conjuntas y paralelas, traduciendo en una representación mental que no está formada por píxeles, como sería el caso de una fotografía.

Método Loci: una alternativa a la memoria eidética

Pese a lo anterior, sí es posible utilizar lugares físicos como referencias mentales para memorizar con mayor facilidad. Esta es la base de la técnica del palacio de la memoria (método loci), lo más parecido a tal cosa como una memoria fotográfica, la cual consiste en imaginar lugares en los que se ha estado anteriormente y ubicar en sitios estructuralmente relevantes, por medio de la imaginación, asociaciones mentales que aludan a lo que se quiere recordar.

Hay personas que utilizan estas técnicas para memorizar grandes cantidades de información en muy poco tiempo, tales como mazos de cartas, números al azar, rostros de personas y sus nombres respectivos, entre otras cosas, disciplina a la que se le conoce como atletismo mental.

La técnica conjunta del palacio mental con las asociaciones es tan efectiva que permite a algunas personas memorizar mazos de cartas al azar en menos de 14 segundos.

Con todo, y según la gran mayoría de los atletas mentales, imaginar un palacio de la memoria no tiene nada que ver con experimentar algo semejante a una fotografía. Es más bien una especie de escenario brumoso, no muy claro, que evoca ciertas sensaciones.

De hecho, hacer este ejercicio es muy sencillo: cierra los ojos y piensa en tu casa. Recórrela mentalmente, desde la puerta de entrada hasta tu dormitorio. ¿Notas que no es exactamente como una fotografía? Así es como se siente un palacio mental.

cómo hacer un palacio de la memoria
Cierra los ojos e imagina algún lugar de tu casa. Eso es un palacio de la memoria.

¿Cómo mejorar la memoria?

Actividad física con regularidad

Hacer ejercicio aumenta la presión sanguínea hacia todo el cuerpo, incluyendo el cerebro. Lo anterior beneficia zonas como el hipocampo y la corteza cingulada, las cuales están relacionadas directamente con nuestra capacidad de retener información. 

Una investigación realizada por el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas reveló una mejora significativa en la memoria de quince adultos mayores, a quienes durante 12 meses se les estimuló con entrenamiento aeróbico. 

El resultado fue una mejoría del 47% en algunas puntuaciones de memoria, en comparación a los participantes que se limitaron a descansar y ejecutar estiramientos. Una forma de empezar es con caminatas durante una hora, aunque también funciona montar bici, nadar o incluso el levantamiento de pesas. 

Dieta saludable

Comer balanceado también es fundamental al preguntarnos cómo mejorar la memoria. Los alimentos ricos en omega-3, vitamina C, ácido fólico, fibra y antioxidantes ayudan a combatir los radicales libres y prevenir el deterioro cognitivo. Algunos alimentos que podemos incluir en la dieta son frutos secos, pescado (atún o salmón), cereales integrales y la verdura verde (espinaca y brócoli).

Dormir bien

El hipocampo se regenera durante el sueño; fortalece las conexiones neuronales, lo que ayuda a madurar nuevos aprendizajes y mejorar la retención de información. La recomendación es de siete a ocho horas de sueño diarias.

Eliminar las distracciones

Para memorizar debemos ser capaces de concentrar nuestros recursos atencionales a una tarea específica, lo cual puede ser complicado en un entorno lleno de distractores. Lo recomendable es retirar cualquier objeto o estímulo, como los dispositivos tecnológicos, que puedan romper o bloquear la focalización. 

Mantener la mente activa

Las actividades que requieren concentración y coordinación son esenciales para fortalecer la memoria visual. Leer, realizar descripciones de escenas o escribir sobre acontecimientos históricos ayudará a focalizar la atención e intentar evocar la mayor cantidad de datos.

También es útil el aprendizaje de mnemotecnias, que es la asociación de conocimientos nuevos con información que ya tenemos almacenada para mejorar la codificación, retención y posterior decodificación (esto es, decir en voz alta lo que queremos recordar). 

Aunque la memoria fotográfica parezca un tema de prodigios, la realidad es que nuestra mente es capaz de aumentar sus niveles de memorización si la ejercitamos y mantenemos nuestro cerebro saludable. Solo hay que empezar a mejorar hábitos y explorar nuevas técnicas de aprendizaje.

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